Los viernes con lluvia tienen desde que soy niño, un poder mágico. Se que termina la semana y disfruto mas de mi hogar. Escucho los autos pasar y ese característico ruido a calle mojada. Me preparo alguna infusión caliente y miro por la ventana horas enteras. Quedo inmerso en un estado de soledad y el tiempo se detiene.
La música se vuelve de alguna manera misteriosa lenta. Cada nota flota colorida y le hace frente al gris que quiere entrar desde afuera y me divierto siguiendo con mis ojos de invierno esa danza.


2 comentarios:

Caro Pé dijo...

La danza de la lluvia. Me encantan los días lluviosos.
Salud!

Jesica. dijo...

Me encantan los días de lluvia...
Me dan felicidad, y un poquitito de nostalgia :]