Pez
Caminar

Si sólo importara el sol y no hubiese donde volver
Si caminar fuera todo y no existiera otro modo de curtir más esta piel
El tiempo me acuchilló, me quiso dejar atrás
Me hizo cargar con todo y así me olvidé que todo es mucho para comenzar
Ay vida, si lo que se ve, se va
Ay vida, dame ojos para ver un poco más allá.


Pez
El mar de algun lugar

El día que me muera no sé qué va a pasar.
Quizás los que me quieran sonreirán.
Mi cuerpo irá a la tierraespero que mi alma vuelva al mar,
todos somos el mar,el mar de algún lugar.
No creo que haya un cielo, un cielo espiritual.
No creo en ese infierno de maldad.
Lo único que es cierto es que todos los ríos van al mar,
todos somos el mar,el mar de algún lugar.

Mário de Andrade
El movimiento modernista

" Éramos unos puros. Incluso cercados por la repulsión cotidiana, la salud mental de casi todos nosotros, nos impedía cualquier cultivo del dolor. En este sentido, tal vez las teorías futuristas tuviesen una influencia única y benéfica sobre nosotros. Nadie pensaba en términos de sacrificio, nadie se hacía pasar por incomprendido, ninguno se imaginaba como precursor o mártir: éramos una avanzada de héroes convictos. "



Antonin Artaud
Descripción de un estado físico

" Una sensación de quemadura ácida en los miembros, músculos retorcidos e incendiados, el sentimiento de ser un vidrio frágil, un miedo, una retracción ante el movimiento y el ruido. Un inconsciente desarreglo al andar, en los gestos, en los movimientos. Una voluntad tendida en perpetuidad para los más simples gestos, la renuncia al gesto simple, una fatiga sorprendente y central, una suerte de fatiga aspirante. Los movimientos a rehacer, una suerte de fatiga mortal, de fatiga espiritual en la más simple tensión muscular, el gesto de tomar, de prenderse inconscientemente a cualquier cosa, sostenida por una voluntad aplicada. Una fatiga de principio del mundo, la sensación de estar cargando el cuerpo, un sentimiento de increíble fragilidad, que se transforma en rompiente dolor, un estado de entorpecimiento doloroso, de entorpecimiento localizado en la piel, que no prohíbe ningún movimiento, pero que cambia el sentimiento interno de un miembro, y a la simple posición vertical le otorga el premio de un esfuerzo victorioso. Localizado probablemente en la piel, pero sentido como la supresión radical de un miembro y presentando al cerebro sólo imágenes de miembros filiformes y algodonosos, lejanas imágenes de miembros nunca en su sitio. La suerte de ruptura interna de la correspondencia de todos los nervios. Un vértigo en movimiento, una especie de caída oblicua acompañando cualquier esfuerzo, una coagulación de calor que encierra toda la extensión del cráneo, o se rompe a pedazos, placas de calor nunca quietas. Una exacerbación dolorosa del cráneo, una cortante presión de los nervios, la nuca empeñada en sufrir, las sienes que se cristalizan o se petrifican, una cabeza hollada por caballos. Ahora tendría que hablar de la descoporización de la realidad, de esa especie de ruptura aplicada, que parece multiplicarse ella misma entre las cosas y el sentimiento que producen en nuestro espíritu, el sitio que se toman. Esta clasificación instántanea de las cosas en las células del espíritu, existe no tanto como un orden lógico, sino como un orden sentimental, afectivo. Que ya no se hace: las cosas no tienen ya olor, no tienen sexo. Pero su orden lógico a veces se rompe por su falta de aliento afectivo. Las palabras se pudren en el llamado inconsciente del cerebro, todas las palabras por no importa qué operación mental, y sobre todo aquellas que tocan los resortes más habituales, los más activos del espíritu. "